miércoles, 11 de diciembre de 2013

CADA GRANADINO TIRA A LA BASURA MAS DE 160 KILÓGRAMOS DE ALIMENTOS AL AÑO

IDEAL.ES


Tal volumen de comida desperdiciada supone un gasto de unos 300 euros por persona y más deun millar por familia


Cada granadino tira a la basura más de 160 kilogramos de alimentos al año
La fruta, la verdura y el pescado, alimentos que más desechan los granadinos junto con los lácteos. :: RAMÓN L. PÉREZ
Apenas quedan unas pocas fechas para que den comienzo las fiestas navideñas y de nuevo las familias se aprestan para comprar muchos más alimentos de los que realmente necesitan. El contraste de ambas variables provocará que miles de kilos de todo tipo de productos, especialmente los perecederos, acaben en el cubo de la basura. El problema no es pequeño, puesto que cada granadino desperdicia algo más de 160 kilos de comida al año, aproximadamente un tercio de lo que compra, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama). Hay que precisar en este punto que la estadística oficial incluye no solo a los hogares sino también a otros agentes como son las empresas de distribución, así como los establecimientos de hostelería.
Todo esto ocurre tras cinco años de crisis económica que ha multiplicado de forma exponencial el número de ciudadanos que se han visto obligados a recurrir a organizaciones benéficas simplemente para poder comer. Familias con todos sus miembros en paro, inmigrantes, transeúntes... llenan a diario los comedores sociales en busca de un plato caliente porque no tienen ingresos o los pocos con los que cuentan han de ir destinados a otros menesteres, como el pago del alquiler de la vivienda.
Según la información facilitada por el departamento que encabeza Miguel Arias Cañete, más del 60% de esa comida desechada por quienes todavía pueden pagársela supone un coste de unos 300 euros por persona anuales, que si se multiplican por el número de miembros de cualquier familia arrojan cantidades importantes que se podrían ahorrar o destinar a cubrir otras necesidades. «España es el sexto país que más comida desperdicia. Se tiran 7,7 millones de toneladas al año», afirma José Miguel Herrero, subdirector general de Estructura de la Cadena Alimentaria del Magrama. Una situación que el propio ministro se ha empeñado en cambiar por completo y que le ha llevado a protagonizar actos simbólicos, no poco controvertidos, como el consumo de yogures caducados. Su objetivo es un plan estratégico denominado ‘Más alimento, menos desperdicio’ que contiene cinco grandes propuestas dirigidas a reducir a la mitad, de aquí a 2020, la citada cifra de alimentos que acaban en la basura.
En cualquier caso, mucho antes de que Agricultura pusiera negro sobre blanco el citado plan para eliminar unas prácticas «que no se puede permitir una sociedad civilizada», en palabras del propio ministro, varias organizaciones ciudadanas ya estaban funcionando con la misma intención: evitar que acaben en la basura alimentos que aún pueden aprovecharse. A modo de ejemplo cabe citar a una de estas plataformas, conocida como ‘Comida basura’ que está implantada en Madrid y que incluso se ofrece a ir a tiendas, supermercados, productores y restaurantes en busca de comida desechada, pero apta para alimentar a quienes más lo necesitan. Granada no cuenta con ninguna de ellas organizada como tal y con estructura para lograr ese objetivo.
Mala planificación
Uno de los principales motivos por los que se desperdicia tanta comida en Granada, como en el resto del país, es la mala planificación de la cesta de la compra, que conduce irremediablemente a adquirir más alimentos de los necesarios, a sabiendas en muchos casos de que caducarán ante su falta de consumo. No hay más que darse una vuelta cualquier fin de semana por las grandes superficies de distribución para comprobar como salen de las mismas familias cargadas con uno o incluso dos carros repletos de alimentos, muchos de los cuales tienen una vida muy limitada en el tiempo.
Pues bien, esa mala planificación de la cesta de la compra que en esta fechas tiene una importancia decisiva, es fácilmente atajable a poco que uno se lo proponga. Distintas organizaciones de consumidores consultadas por este periódico, como son Facua, Hispacoop o UCA-UCE han coincidido en señalar decisiones tan sencillas como acudir a cualquier tienda con la lista de la compra hecha y no salirse de la misma pese a las campañas de promoción existentes. «Seguir este guión a pies juntillas no solo provocará un consumo más ajustado a las necesidades de cada uno, sino también un importante ahorro a final de mes», explica Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
Otros consejos pasan por elaborar recetas con productos alimenticios sobrantes de las comidas –algo que predican ya chefs de prestigio en sus programas de televisión– o planificar el menú de toda la semana. De igual modo, servir cantidades adecuadas en el plato es otro buen consejo, puesto que es preferible repetir que tirar después la comida. Estas otras decisiones suponen igualmente un importante ahorro de desperdicios alimentarios en casa. Y, por consiguiente, de dinero. La publicación ‘Guía contra el Desperdicio’ publicada conjuntamente por el Ministerio de Agricultura y Unilever aborda este objetivo y resalta lo fácil que es cumplir el mismo a poco que una familia o incluso una empresa se proponga conseguirlo.
Procedencia
Los datos oficiales establecen incluso la procedencia concreta de todos esos excedentes que acaban en los contenedores. Así, alrededor del 41% de estos alimentos que terminan en el cubo de la basura emanan de los hogares, seguido muy de cerca por la industria distribuidora (40%), establecimientos de hostelería y restauración (14%) y, por último, supermercados (5%), muchos de los cuales se han convertido en ‘bancos de alimentos nocturnos’ para los necesitados.
Curiosamente, frutas y verduras suponen más de la mitad de los alimentos que se tiran cuando paradójicamente se habla cada vez más de la necesidad de incrementar la producción de cultivos de regadío en un 70% para garantizar el abastecimiento mínimo de una población mundial creciente, que se duplicará hasta alcanzar cerca de 9.100 millones de habitantes en 2050.
Perecederos
Frutas, hortalizas y pescado fresco son tres de los alimentos perecederos cuyos sobrantes van a parar al cubo de la basura en mucha mayor cantidad que el resto. Aunque ninguno de los estudios elaborados al respecto discrimina este tipo de alimentos sobre el total, no es menos cierto que cualquier persona a la que se le consulte los colocaría en primer lugar junto a ciertos tipos de derivados lácteos.
Para tener siquiera una idea aproximada de las cifras de las que estamos hablando, tan solo Mercagranada comercializa cada año unas 141.000 toneladas de unos y otros. Aproximadamente 130.400 de los primeros y algo más de 11.200 de los segundos. El ‘merca’ granadino mueve aproximadamente el 50% del total de este tipo de alimentos, dejando el resto en manos de las grandes superficies comerciales, de las cadenas de supermercados e incluso de las propias empresas que abastecen a clientes de hostelería desde las lonjas y mataderos de toda la geografía provincial.
Su director-gerente, Adolfo Orti, reconoce que son este tipo de alimentos básicos los que se desperdician antes por su corta vida en buenas condiciones, salvo que sean congelados. Atribuye la situación de destrucción de este tipo de productos a la cultura de consumo existente antes de la crisis. «Durante mucho tiempo hemos consumido por encima de las posibilidades de cada uno, hemos comprado sin planificar y consecuentemente se ha despilfarrado también en este tipo de bienes tan necesarios», afirma. Pero la situación, a su juicio, ha cambiado a medida que se ha acentuado la crisis aunque no hasta los niveles deseables.

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